Y si el proletariado, en general,
tiene necesidad de enterarse de los grandes aspectos de la crisis mundial, esta
necesidad es aún mayor en aquella parte del proletariado, socialista,
laborista, sindicalista o libertaria que constituye su vanguardia; en aquella
parte del proletariado más combativa y consciente, más luchadora y preparada;
en aquella parte del proletariado encargada de la dirección de las grandes acciones
proletarias; en aquella parte del proletariado a la que toca el rol histórico
de representar el proletariado peruano en el presente instante social; en
aquella parte del proletariado, en una palabra, que cualquiera que sea su credo
particular, tiene conciencia de clase, tiene conciencia revolucionaria. Yo
dedico, sobre todo, mis disertaciones, a esta vanguardia del proletariado
peruano. Nadie más que los grupos proletarios de vanguardia necesitan estudiar
la crisis mundial. Yo no tengo la pretensión de venir a esta tribuna libre de
una universidad libre a enseñarles la historia de esa crisis mundial; yo la
estudio con vosotros. Yo no tengo en este estudio sino el mérito modestísimo de
aportar a él las observaciones personales de tres y medio año de vida europea,
o sea de los tres y medio años culminantes de la crisis, y los ecos del
pensamiento europeo contemporáneo. (J.C. Mariátegui, Historia de la crisis
mundial, pág. 18)
II.- Objetivo del estudio, disparar al
blanco. “Análisis concreto de la situación concreta”. Se estudia para resolver problemas
y cumplir tareas.
Por lo tanto, en nuestro Partido hay
dos formas de subjetivismo: el dogmatismo y el empirismo. Cada uno de éstos ve
sólo una parte y no el todo. Si no tenemos cuidado, si no comprendemos que esta
unilateralidad es un defecto ni hacemos todos los esfuerzos por corregirlo,
será fácil que tomemos un camino equivocado.
De estas dos formas de subjetivismo,
sin embargo, es el dogmatismo el que en la actualidad constituye un mayor peligro
para nuestro Partido. Pues los dogmáticos pueden
tomar fácilmente el disfraz de
marxistas para asombrar, cautivar y poner a su servicio a los cuadros con un
pasado obrero o campesino, para quienes es difícil descubrirlos; también pueden
asombrar y cautivar a la juventud ingenua e inexperta. Si superamos el
dogmatismo, los cuadros con conocimientos librescos se unirán de buen grado a
aquellos que poseen experiencia práctica, y estarán dispuestos a estudiar los
fenómenos reales; entonces surgirán muchos buenos trabajadores que integren la
teoría con la experiencia, así como teóricos auténticos. Si superamos el
dogmatismo, los camaradas con experiencia práctica tendrán buenos maestros que
les ayuden a elevar sus experiencias al nivel de la teoría y de este modo
evitarán caer en el error de empirismo.
Además de las ideas confusas sobre lo
que es un teórico y un intelectual, entre muchos camaradas hay otra idea
confusa acerca de lo que significa “unir la teoría con la práctica”, frase que
siempre tienen a flor de labios: Hablan todos los días de “unir”, pero lo que
en realidad quieren decir es “separar”, porque no hacen ningún esfuerzo por
unir. ¿Cómo unir la teoría marxista-leninista con la práctica de la revolución
china? Dicho en lenguaje corriente, esto se logra “disparando la flecha al
blanco”.
Cuando uno dispara una flecha, tiene
que apuntarla a un blanco. La flecha es al blanco lo que el marxismoleninismo a
la revolución china. Algunos camaradas, sin embargo, “disparan sus flechas sin
tener un blanco” o tiran al azar; es fácil que esas personas perjudiquen a la
revolución. Otros no hacen más que darle vueltas y más vueltas a la flecha que
tienen en sus manos, exclamando sin cesar: “¡Qué flecha tan bonita! ¡Qué flecha
tan bonita!”, pero nunca quieren dispararla. Estos son aficionados a las antigüedades,
y casi no tienen nada que ver con la revolución. La flecha del
marxismo-leninismo tiene que ser disparada al blanco de la revolución china.
Si este punto no es aclarado, el nivel
teórico de nuestro Partido nunca se elevará y la revolución china jamás triunfará.(Mao
Tse-tung)
Edición preparada por el Instituto Internacional de Estudios Marxistas. Setiembre 2012. Continúa