10 de agosto de 2010

JUVENTUD LA SEMIFEUDALIDAD, ENTRE NOS

                                                                                            Opina: Jorge Mendoza

Hay muchas formas de hacerse de hombres, en el feudalismo era la apropiación de tierras un mecanismo determinante, en la semifeudalidad al parecer pueden ser una variedad de posesiones, puestos de trabajo o ubicaciones sociales, pactos electorales, poses de radicalismo “consecuente” o la simple posibilidad de ascender un escalón en la jerarquía social; cual fuera la forma que tome generan cierto reconocimiento social.

Esto es muy notorio en las organizaciones políticas de derecha, y aquí entra también la izquierda caviar, donde lo que cuenta es la imagen más que las propuestas, usan en unos casos los regalos y ofertas populistas, promoviendo así el movimiento electoral. Faltos de propuestas sus vasallos piensan más en lo que el jefe conseguirá a favor del séquito si gana las elecciones políticas. Para el lado de las izquierdas que se dicen “radicales”, el prestigio no necesariamente puede ser el puesto de trabajo en el municipio o en alguna empresa, es la demostración de barata consecuencia la que acostumbra reflejarse más de las veces, a falta de propuestas se promueven a sí mismos con un falso radicalismo revolucionario. Necesitan demostrar su revolucionarismo, decir a los cuatro vientos que son los más grandes aplicadores del marxismo-leninismo o el maoísmo más avanzado, porque piensan que así conseguirán más seguidores: unos se dejan crecer la barba y eso les da un aire revolucionario, otros prefieren más pintar como críticos sociales e intentar tener la interpretación más avanzada de la sociedad y últimamente están apareciendo los que creen que enumerando sus logros y sacrificios pasados es suficiente para lograr ganar la atención de la tribuna. Y claro también los que usan el prestigio de otros para hacerse de un prestigio para sí mismos; de todo hay en la viña del señor.

Los jefes feudales son hombres que debieron quedarse en la edad media, pero lastimosamente por leyes sociales objetivas se han mantenido hasta la actualidad, unos con toda la parafernalia señorial del clásico electorero tradicional (solo sueña en el triunfo electoral y no en el triunfo político), otros enmohecidos en el rojizo discurso del cliché, expresando en el caudillismo más pueril, mediante la barata demostración de “pureza” ideológica.

Lo que se necesita es que los nuevos jóvenes que aparecen en la palestra política no caigan en esta lógica señorial del prestigio, el punto está en hacer lo que se tenga que hacer por necesidad, por convencimiento racional, por sentimiento y solidaridad social y no por el pueril interés de ser alguien de nombre y apellido, de prestigio de farándula liquidadora y arribista. Luchar contra el prestigio de jefes por consenso servil y rescatar a los que por demostración histórica son jefes con prestigio.


CAJÓN DE SASTRE
                                                                             amego@yahoo.com
1.- En su afán de contener el sentido común y una atmósfera favorable a la reconciliación nacional, es impresionante cómo desde los medios de comunicación se quiere que los ciudadanos renuncien a usar sus cerebros de manera ecuánime, y piensen todos que Lori Berenson, recién liberada, es en realidad la representante más destacada del mal, legítima hija de Belcebú, de la que hay que estar lo más lejos posible, no vaya a ser que su transpiración lo convierta a uno en un diablo apestado. Papel destacado en esa alcahuetería, propia de pintoresca feudalidad, cumple un locutor de una conocida radio que, de periodista pelotero ha devenido en comentarista político, y a una hora donde con su voz aflautada se luce manipulando conciencias. Mientras tanto, policías y miembros de las fuerzas armadas, con juicios pendientes o prisión, solicitaron amnistía para sus casos.

2.- Recientemente se ha publicado el libro “Trece Días” de Agustín Machuca Urbina (Cajamarca, 1963) con la Editorial Arteidea que dirige el poeta Jorge Luis Roncal. Sin duda un libro político, en él se muestran escenas de la cotidianidad de Lima de los años 80, vertebradas por las opiniones del joven héroe, activista de la guerra que entonces se desarrollaba en todo el país. Por ello, creemos que es recomendable leerlo.

3.- La poesía es una forma de la política a la que pronto accedemos todos por igual, y la primera en abandonarnos cuando nuestra posición no se compagina con la vida.

4.- Los jóvenes empiezan a recuperar su vocación por la investigación histórica y el estudio de la realidad. Todavía hoy muchos sufren con la tiranía del academicismo en las universidades, y en cuanto centro de estudio superior existe. Pero notables expresiones de identificación con los intereses del pueblo son cada vez más constantes. Al respecto, sabemos que los jóvenes artistas de tres centros de estudios superiores de Arte, se han constituido en un Frente y se han propuesto ponerlo al servicio del pueblo. Ponemos estas páginas a su disposición, para la reseña de sus actividades y aquello que consideren pertinente.