10 de agosto de 2010

LOS JOVENES Y LA UNIVERSIDAD

La sociedad del libre mercado ha convertido el horizonte de los niños y jóvenes en un desfiladero que los lleva a un mismo barranco. ¿Quién ha dicho que la educación de todos debe terminar en la universidad? Los vendedores de educación, obviamente, los traficantes de sueños. Los dueños de colegios, que ahora son preuniversitarios, donde les enseñan a “vivir la universidad desde el colegio”, apostados todos al mismo tráfico durante los diez años de la escolaridad, con los niños sentados e inmóviles en sus carpetas de tableros individuales, apuntando las claves del éxito por adelantado.
                                                                                                 



Niños, jóvenes y profesores marchan por el desfiladero de la necedad, aprendiendo de paporreta las mismas formulas, los mismos datos, los mismos esquemas, entrenando su capacidad de almacenar información, para estar más preparados en los 90 minutos del momento final: el examen de admisión. Por este embudo, solo pasan el 20%, a lo más, de los postulantes. Por las pocas vacantes, en realidad, las universidades son fábricas de frustración. Este es el caso de las nacionales, porque ahora hay universidades para todos los gustos, para todos los precios, es la democracia donde todos ingresan y todos pueden tener su “cartón”.

Y tratándose de las universidades nacionales, además del enorme negocio que significa tener academias adscritas, CEPRES, que garantizan el acceso, desde hace un tiempo se toma hasta dos exámenes al año. Muy bien, ¿será para que los jóvenes ganen tiempo en sus estudios? ¡No! ¡Es el negocio! Porque los que ingresaron en el examen de mitad de año deben esperar a los ingresantes del otro examen para recién empezar. Medio año en la espera. ¿Porqué se les roba impunemente el tiempo?



Son los ladrones con corbata, con títulos, con libros publicados. Es el círculo de intelectuales que ahora gerencia la mayoría de las universidades, tanto públicas como privadas. En la sociedad del libre mercado hay que crear la ilusión de que todos pueden y deben ser brillantes profesionales. Todos ganan: los colegios, las academias, las universidades. Los únicos que pierden son los niños y jóvenes porque cuando la educación es un negocio, no siempre es ésta una buena inversión.

Jorge Sandoval




INVITACIÓN



Una guerra interna ha agitado a todos los habitantes del país.

Dos bandos se han enfrentado uno contra el otro en pos del

poder,

pero sus líderes murieron en el intento.

La paz se restablece con una dictadura que criminaliza toda

asistencia a los rebeldes,

a los que sitiaron la ciudad.

Pero el clamor del pueblo demanda solución política,

amnistía general y reconciliación.


Siendo hermana de uno de los líderes, y también del otro,

la joven Antígona desobedece la prohibición,

y es condenada a muerte por oponerse a la decisión del

Estado.

Todos auguran profundo malestar en el futuro,

pero la pena se cumple y la joven es lapidada.


Es muy tarde cuando el tirano quiere enmendar sus acciones

porque su hijo ante tan trágico hecho se ha quitado la vida,

lo mismo que la madre al ver perdido a su vástago.

La paz como el gobierno de Tebas son provisionales

por la necedad de los poderosos,

al no atender la voz popular y el sentido común.


Esta es la síntesis de la adaptación del drama clásico

“ANTÍGONA”

que el Colectivo de Arte y Cultura “César Vallejo” auspició

en el año 2006,

a través del Taller de Teatro “Atusparia”,

y cuyo resumen invitamos a ver en la siguiente dirección:




Recibiremos con mucho gusto sus opiniones.