Como parte de los homenajes que se realizaron por el centenario del nacimiento de José María Arguedas, el Gremio de Escritores del Perú organizó el miércoles 26 de enero, en los salones del Club Puno, un conversatorio titulado “Arguedas: La Utopía Arcaica o Proyecto Socialista. Arguedas y la Polìtica” con la participación de Rosina Valcárcel (que por indisposición envió por escrito sus opiniones), Federico García (que estuvo representado por la Sra. Pilar Roca), Martín Guerra del Movimiento Arguedas, y Arturo Canales de la Asociación Cultural “Nueva Crónica”. Reseñamos brevemente este acto cultural.
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS |
Valcárcel afirmó que Arguedas fue testigo de la movilización de millones de migrantes que trajeron al centro urbano además de su fuerza de trabajo, sus sueños y su espiritualidad, desdeñada por la cultura oficial. Numerosos estudiosos han tratado la obra de Arguedas, dijo. Destacó el interés de Arguedas en la literatura oral, cuando su estudio sistemático apenas se había iniciado en el Perú. Sostuvo que Arguedas adhirió a la cultura quechua como una forma de defensa contra el “mundo misti”, citando su discurso “No soy un aculturado”, y agregando que el carácter de la cultura y la identidad nacional son temas también tratados por Augusto Salazar Bondy, José López Soria, Antonio Cornejo Polar, Manuel Baquerizo, Alberto Escobar, Guillermo Lumbreras, Kapsoli, Rodrigo Montoya, Manuel Burga, Ivan Degregori, Sinesio López, Nelson Manrique, José Luis Ayala, Nicolás Matayoshi. Citó a Alberto Flores Galindo afirmando que “la desigualdad y violencia política actual se apoya en un andamiaje de códigos y normas racistas en que se asienta nuestro Estado” y “la lucha por una auténtica democratización del Estado ha devenido en un sector intelectual comprometido con la cultura andina, discurso que exige nuevas reglas de juego en lo político y en lo social”.
Arguedas necesariamente corresponde a una serie de contradicciones sociales en el Perú, al proceso de conquista, de mestizaje y de neocolonización que sufre el pueblo, sostuvo Martín Guerra. Arguedas es un proceso, como otros en otras partes del mundo, dijo, para pasar a referirse a Federico García Lorca y sus poemas escritos con influencias flamencas. Lorca, como Arguedas, avisoran un mundo moderno, sostuvo. Arguedas no habla por una raza, habla por todas, dijo. En “Todas las sangres” plantea la necesidad de una nueva sociedad porque “en Arguedas el socialismo es un descubrimiento” afirmó. “Arguedas logra el abrazo fecundo entre Tupac Amaru y José Carlos Mariategui” concluyó.
La Sra. Pilar Roca sostuvo que con Arguedas ocurre lo que ocurre con Mariateguí. “Hay miles de Mariátegui, cada uno ha creado su propio Mariátegui”. Unos afirman que todos somos “hermanito”, y eso es bueno porque todos empiezan a “hacerlo suyo”, pero es también peligroso porque cada cual tiene su interpretación, por ejemplo Mario Vargas Llosa, agregó. Para entender Arguedas hay que hacerlo desde la cosmovisión andina, hay una religiosidad andina donde la energía se trasmite a través de las grandes montañas, eso no lo entiende Vargas Llosa, dijo. “Arguedas es moderno –afirmó- lo que pasa que antes hablar del indio era malo. Cada vez que hacíamos una película, con Federico, íbamos presos. ¿Porqué? Por poner al indio en la pantalla. Pero ¿quiénes hicieron Machupicchu? ¡ellos dominaban las matemáticas!”. Arguedas trae el mensaje del pasado, cogiendo lo bueno, para proyectarnos en el futuro.
De la Asociación Cultural “Nueva Crónica”, Arturo Canales dijo que había que estudiar a Arguedas desde la política porque las clases reaccionarios toman del escritor lo que no es revolucionario, y lo dejan en pura forma. Vallejo, por ejemplo. Todos lo celebran, pero quieren ignorar que estudió el marxismo y se integró al Partido Comunista. Arguedas reconoce que tiene limitaciones para seguir la disciplina de un partido, pero participa en la lucha de clases con su arte y ve en el campesinado la fuerza principal de la transformación de la sociedad. Otro aspecto importante en Arguedas, afirmó, es la búsqueda de la nación, reconoce las diferencias pero busca la unidad en la construcción de una nación. Habiendo reconocido que lo mágico domina en él, Arguedas a pesar de su tributo a Lenin y el socialismo, no alcanza a desarrollar una compresión más política de la realidad, sin embargo es el más grande novelista peruano, tiene un profundo cariño por el campesinado y su papel en la revolución democrática, y si no se organizó en el Partido Comunista del Perú también se debe a que en los años 60 éste estaba en plena lucha interna, entre marxismo y revisionismo. Es preciso, dijo Canales, defender la obra de Arguedas y su significado, combatiendo el tráfico de su obra “Todas las sangres” para pasar de contrabando la conciliación de clases, la idea de un Perú de todas las clases, integrado y armónico, multinacional. Asimismo, criticar la idea de la “Utopia Arcaica”, como una vuelta al pasado, pero la crítica al colectivismo que hace Vargas Llosa no es sino expresión de su individualismo burgués. “Con la guerra popular iniciada en los años 80, se fue para siempre el Perú reflejado en las obras de Arguedas, se barrió la semifeudalidad que él denunció, aunque no completamente, concretó la rebelión de los campesinos más pobres e hizo avanzar como nunca antes la formación de la nación peruana” sostuvo Canales.
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