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SOBRE VARGAS LLOSA
Diversas y directas críticas me devuelven al tema Vargas Llosa. Ciertamente, publicamos en el número anterior un artículo sobre este escritor donde celebramos el Premio Nóbel en sus manos. El efecto de esas críticas y conocer el vibrante homenaje a José María Arguedas, que en distintas partes del país se brinda a nuestro gran escritor, me lleva a reconocer el error.
Los artistas, los intelectuales, tenemos la ingrata tendencia a no querer ver las contradicciones de clase que gravitan en nuestro entorno, y queremos ponernos en un espacio neutral, por encima de las masas. Esto nos lleva a reclamar nuestra personalísima mirada de las cosas, y pareciera que queremos que sea la única o la más atendida. Es la influencia burguesa en nuestros corazones. Seguramente también en el mío.
No deberíamos dudar que Vargas Llosa es en el mundo uno de los agentes más connotados del neoliberalismo, un intelectual del libre mercado. ¿Cómo no le van a dar el premio Nóbel? Si fue el autor intelectual del programa de gobierno de Alberto Fujimori. ¿Y el tema Ucchuraccay? ¿No fue el que avaló la tesis de que los periodistas habían sido asesinados al confundir sus cámaras fotográficas con armas de fuego? ¿No sabía, ni antes ni después, que el gobierno y las fuerzas armadas habían iniciado un plan genocida para exterminar a los comunistas y con ellos a la población?
¿No conocemos sus obras, especialmente aquellas donde expresa su posición contrarevolucionaria, la guardianía ad honoren que ejerce por el viejo sistema? ¡Cómo no le van a dar el Nobel a este escritor del Perú! Convendría recordarles a los intelectuales del mundo que en este país se produjo un proceso revolucionario guiado por el marxismo-leninismo-maoísmo –entonces único en el mundo- que gestó el momento más ardiente de su vida republicana. Vargas Llosa es un intelectual de la alta burguesía. En cambio, José María Arguedas, mejor aún con los años transcurridos, se nos presenta como el gran escritor del campesinado, principal protagonista de sus obras. Su profundo cariño por el Perú y sus gentes, su cerrada defensa de la autenticidad y su panorámica visión del horizonte nacional, no tienen comparación. José María Arguedas vivirá por mucho tiempo en la memoria de la colectividad.
Por los criterios incorrectos expresados en el artículo referido, reciban los lectores nuestras disculpas (A.M.)
AYACUCHOMANTA
¡Bella gente la de Ayacucho! Tuvimos oportunidad de recorrer la ciudad, conversando, cambiando ideas con ayacuchanos y ayacuchanas de los barrios y los valles de alrededor.
No habíamos estado en un lugar donde sus hijos ejercieran con tanta dulzura y fuerza la lengua ancestral, el quechua, como el castellano. Aprendimos mucho en este corto viaje, los testimonios de la gente, a veces nos ponían su corazón en la mano y otros nos contaron sucesos que nos apenaron profundamente. Y agarrotado el aliento les preguntamos si querían seguir cultivando el dolor y el resentimiento, si no era mejor asumir la necesidad de la amnistía general. Y firmaban, como tantos, su adhesión al MOVADEF.
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