Como parte de una superestructura educativa, los medios de comunicación televisivos en el Perú, -esos mismos que hace pocos años fueron comprados por el fujimorismo-, ahora destilan toda su miseria, sin que ya nadie tenga que pagarles los cerros de dólares que los peruanos vimos que recibieron.
¿Ud. cree que sus hijos, Ud misma, cuando están frente a la TV, están solamente Ud. y sus hijos? ¡No! ¡Cientos de miles de espectadores pasivos como Ud y sus hijos, pegados a este aparato instalado en nuestra propia casa y en todo el Perú vemos a los líderes de opinión que deliberadamente promueve la televisión! Creer que en este momento la TV es un espacio neutral es una bobada. Los medios de comunicación son los principales agentes de propaganda del sistema, abogan por sus mejores defensores. Y agregan sal y pimienta, y una enorme dosis de estupidez para estupidizar cada día más a los peruanos con esos programas que ofenden el más elemental sentido de dignidad humana.
Crousillat recibiendo una nontaña de dólares a cambio de la línea informativa del canal 4 |
La puerilidad, la grosería, la patanería, los valores del lumpen y las conductas antisociales son enarbolados en la televisión a todas horas, como ejemplos a seguir. La simpatía que proyectan escasos animadores conmueve a veces al paciente espectador, y por un momento podemos creer que la televisión es útil para difundir las buenas ideas, las más constructivas que demanda esta nación. Pero no. Por más bien intencionadas, las golondrinas no logran alcanzar el enorme espacio del que se han posesionado los medios de comunicación en la mente de los ciudadanos.
Las esquinas de las calles, con sus puestos de periódicos, son la estampa mañanera del pensamiento de las editoras más poderosas. ¿Adónde nos quieren llevar con sus mensajes decadentes? Obviamente, al abismo. A la idiotez estandarizada. Haría muy bien, amigo que nos lee, robándole una hora de televisión a sus hijos, a cambio de un rato en el parque, echándose con ellos una pichanguita.
Mejor si es a la misma hora que muchos prefieren “Al fondo hay sitio”. Porque ex integrantes del Grupo de Teatro Histrión, ahora a la cabeza de este programa, se han propuesto hacernos creer a nivel nacional que las contradicciones entre los ricos y los pobres se resuelven moviendo el trasero. Como es sabido, la historia de Histrión está vinculada al Partido Aprista. El director del programa, Sr. Efraín Aguilar, además figura política del equipo de Castañeda, seguramente comprendió mejor que también el arte es un espacio de lucha por el poder.
Para nosotros la pregunta es ¿puede la televisión ser un instrumento de educación, donde no se trafique con el color de la piel, con el cuerpo de la mujer, o las necesidades del pueblo?
Mercedes García