12 de mayo de 2011

EDITORIAL

Como hemos expresado desde el principio, esta revista es un esfuerzo particular y nuestras opiniones se ajustan a esa particularidad. Dicho esto pasamos a expresar las siguientes ideas. Hace un tiempo, hicimos una crítica refiriéndonos a que “la oposición burguesa está devorando un nivel de responsabilidad”, nuestro ánimo buscaba rectificaciones a los errores que evidentemente se cometen. Fuimos descalificados de haber hablado, supuestamente porque “no veían trabajar” al suscrito, cuestión que fue desmentida de inmediato por quienes conocen el camino al lado de la clase y el pueblo que hace tiempo tomamos. Sin embargo, hicimos nuestra autocrítica, pues estábamos generalizando, pero no se quiso tomar el espíritu de la crítica y menos el ánimo que nos guiaba. Estas situaciones vienen repitiéndose, y nos hacen pensar que algo está pasando: actitudes incorrectas están enrareciendo el ambiente. Nuestra ubicación en el frente nos impide conocer precisiones, pero a lo largo de nuestra experiencia hemos aprendido a ver en gestos y actos cuando hay nudos en el hilo de los acontecimientos. Nuestra voz sirva a llamar a la reflexión y a la vez a reafirmarnos en una lucha correcta, sujeta a principios, que es de obligado cumplimiento para todos. De lo contrario no se une, se ahonda la descohesión, y eso no sirve. Recordar: “no urdir intrigas ni maquinaciones, estar por la unidad, no por la escisión”.

Este Primero de Mayo lo celebramos con la misma emoción de siempre, pero con una movilización de unas 300 personas. Seremos incómodos para algunos, pero se dejan extrañar las masivas movilizaciones de la CPPM, como centro de aglutinación de otros sectores de izquierda, populares, gremiales, hasta religiosos, con más de 2,500 asistentes. Eran otros tiempos. Y nos preguntamos si en estos queremos sumar o restar.

Al finalizar, expresamos nuestro pesar al escuchar la noticia más notable en estos días. Un querido profesor, en una exposición decía que Bin Laden era el Espartaco de nuestros tiempos, que si bien no era comunista, era un fiero guerrero miliciano, un valeroso antiimperialista de la ley del hundimiento de los imperios, de los próximos 50 a 100 años del P. Mao. Decía también que con el 11 de septiembre, el enfangamiento y derrota en Irak y Afganistán, y la más grande y grave crisis económica mundial, se veía un hecho concreto: que EU iniciaba su cuenta regresiva, que estos sucesos marcaban el inicio de su fin, que no seria de la noche a la mañana sino en gradiente, pero con un horizonte inevitable e ineluctable. También afirmaba que Bin sabía lo que se venía por declarar la guerra a la más poderosa superpotencia, que estaba siendo cercado y que debía de cambiar de teatro de operaciones, que no hay zona inexpugnable.

Bin Laden no ha muerto, ha pasado a la historia. Y será ejemplo e inspiración de sus seguidores fundamentalistas y, como ellos dicen, está compartiendo la gloria con Alá.




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