27 de mayo de 2011

ESO QUE LLAMAMOS ARTE


Todo artista, que se aprecie de serlo, está permanentemente asediado por una misma preocupación:

su producción artística, y ello significa: creación, elevación y divulgación de su obra. Las relaciones entre contenido y forma, y entre forma y técnica, y técnica y contenido forman parte de este asedio crítico y autocrítico.

Pero ¿cuándo esta obra se convierte en un instrumento de la lucha de clases?
A nuestro parecer, cuando resulta, en primer término, de la disposición, es decir, del deseo de servir a la posición en un tiempo y en un espacio constante y determinado. No basta con decirlo, hay que estar con la debida puntualidad en un espacio concreto practicando, ensayando, equivocándose para rectificar antes de presentar el trabajo específico. ¿Cuánto tiempo demanda este periodo? Cada forma de arte tiene sus especificaciones, siendo más complejas las actividades de carácter colectivo. El trabajo de un pintor o de un poeta, que trabajan solitariamente, no es similar en su dinámica al de un conjunto de baile o una agrupación de teatro, siendo éste aún más complejo por reunir diversos lenguajes. En consecuencia, la disciplina es una condición de toda labor artística, cualquiera que ésta fuera. No estamos hablando de una disciplina ciega y militaresca, sino del respeto al acuerdo mutuo de cumplir con los requisitos preparatorios de toda obra, colectiva o individual, cuanto más si ésta contiene un mensaje de necesidad política.

A este respecto hay que distinguir entre los artistas dedicados a cabalidad a la labor cultural, y aquellos que comparten su tiempo con otras obligaciones de diversa índole y por diversas razones, especialmente económicas.

Hay un segundo aspecto, no menos importante que el anterior. Si los artistas no profundizan en el

conocimiento del significado de aquello que hacen, se convierten en meros títeres de una obra artística. Es verdad que hay que diferenciar entre los intérpretes y los creadores en el proceso de realización de una obra artística, pero ambos están obligados a estudiar, a conocer a profundidad los alcances ideológicos y políticos de su obra. A este respecto, los artistas deben conocer los aportes que los clásicos del marxismo han hecho a la concepción proletaria en Arte, pero también las recomendaciones que sobre este tema ha expresado..., como resultado de la rica experiencia en la ... y como necesaria aplicación en esta etapa del… Demás está decir que el artista debe conocer el contexto internacional, como la situación nacional donde nos desenvolvemos, y los tópicos con que la otra colina "distrae" la actividad cultural general.

El tercer aspecto, y a nuestro modo de ver el más importante, es el carácter movilizador del Arte. Una obra puede ser muy "buena" o muy "bonita", sus intérpretes pueden conocer mucho sobre su significado, pero qué sentido tiene si solamente se ofrece a un pequeño círculo de entendidos, a los amigos y compañeros, a los intelectuales de la pequeña burguesía. Estos conjuntos son en realidad importantes porque demandan formas más acabadas y perfeccionistas. Entre muchos artistas, la obra perfecta, el espectáculo impecable, es su sueño constante y ponen en ello todo su esfuerzo. Pero estos no siempre tienen un efecto constructivo y didáctico en el público. Son eficaces mientras ocurren. Tienen un efecto deslumbrante, pero la masa los ve como algo ajeno y distante, sobre todo si no emana de su propia vida cotidiana. Consideramos que la verdadera finalidad de una obra de arte es movilizar las ideas en el corazón de las masas, desde las masas. Colectivo de Arte y Cultura "César Vallejo" (2009)





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