1 de octubre de 2010

AGRESIÓN AL C.C. EL AVERNO

AGRESIÓN AL C.C. EL AVERNO

Para nadie es un secreto que en los planes de la Municipalidad de Lima, aún en manos de Castañeda Lossio, está convertir el Jirón Quilca en un boulevard cultural según las concepciones ideológicas y políticas de las autoridades en el poder. A lo largo de los años, el trabajo sostenido de cientos de artistas populares que presentaron sus trabajos en el auditorio de la feria de libros, como en el Centro Cultural El Averno y los libreros de viejo apostados a lo largo de la calle, convirtieron este jirón en un espacio simbólico de las expresiones culturales populares.


Especialmente, el Centro Cultural El Averno, con sus propuestas en música, cine, literatura, teatro, poesía, artes plásticas, con sus fachadas llamativas y siempre renovadas, es el auditorio que acoge a todos por igual y sin condicionamiento económico porque tiene las puertas abiertas a los jóvenes y al público en general. Es posible que no sea el centro cultural ideal, aquel donde quisiéramos ver el alto nivel al que pueden llegar las ideas correctas cristalizadas en formas artísticas y al servicio de la educación de nuestro pueblo, pero El Averno es el único centro cultural popular que tenemos. Por lo menos en esta parte de la ciudad.

Por eso hay que denunciar enérgicamente los atropellos que constantemente sufre. El último ocurrido el sábado 7 de agosto, llevó a más de 20 policías de asalto, armados y con varas, a intervenir el local, tratando de derribar la puerta mientras en el interior se desarrollaba un recital de rock peruano. En vista que Leyla Valencia, directiva de El Averno se interpuso firmemente a este propósito fue agredida y llevada por la fuerza, junto a otros detenidos, a quienes se les quiso acusar de tráfico de drogas, tratando tontamente de justificar la intervención. Se incautó también una escultura que representaba a una mujer policía, y tanto este objeto cultural como los detenidos fueron llevados en los carros policiales, y el camión de la Municipalidad que esperaba en la puerta, a la comisaría de Alfonso Ugarte.


Allí, sin explicación alguna, o con razones propias de retrasados mentales, fueron todos liberados una hora después. Pero este hostigamiento obedece a los planes de la Municipalidad y del sujeto que aspira a ser presidente del Perú. Sin embargo la solidaridad con El Averno fue inmediata, provino de diferentes medios, y fue sostenida con energía porque todo el mundo sabe dónde están los grandes de la droga y de la corrupción en el país, y agredir a un modesto centro de cultura con ese pretexto será siempre expresión de pequeñez y cobardía. (M.G.)

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