CUSCO: Mitología, los mitos y la realidad
Cusco es una región que se caracteriza por la persistencia de las manifestaciones culturales sincréticas andino-hispánicas; dentro de ellas, concepciones y creencias respecto de los fenómenos de la naturaleza y la sociedad, como los rituales propiciatorios del pago a la tierra que son practicados en mayor o menor grado en casi todos los estratos sociales y culturales en el campo y la ciudad, mitos y creencias sobre el origen o causa de diversas enfermedades o condiciones, particularmente las congénitas o crónicas; los combates rituales entre comunidades que ofrecen la ofrenda más preciada a la tierra, la sangre humana, como ocurre anualmente en Canas y Chumbivilcas, peregrinaciones y ofrendas a los apus, ceremonias y rituales andinos, etc. Indagar el porqué de esta fuerte presencia de concepciones y prácticas que muestran la vigencia de la mitología, fue una de las razones para acercarnos al conocimiento de la realidad de las condiciones de vida de su población, la existencia concreta que constituye la base de la persistencia de estas concepciones.
Cabe preguntarse: ¿Por qué estos mitos han sobrevivido hasta hoy y siguen influyendo en la vida de las personas y la sociedad en esta región? No se puede caer en atribuirlo a simplemente “ignorancia” o “superstición”, sino ver las condiciones concretas de existencia social sobre cuya base se generan ideas y concepciones de este tipo.
La mitología es considerada una variedad de creación popular característica de la antigüedad. En ella, las imágenes fantásticas del mito constituían un intento de generalizar, explicar y de alguna manera controlar los distintos fenómenos de la naturaleza y la sociedad. Históricamente, se observa que va desapareciendo a medida que se llega al dominio real sobre esas fuerzas de la naturaleza. Sin embargo, pese al avance de los conocimientos alcanzado en la actualidad, los mitos no sólo persisten en ciertas sociedades sino que tienen fuerte arraigo e influencia sobre la vida de la población.
La región Cusco es una de las cinco más pobres y menos desarrolladas del Perú. Existen muchos lugares donde se carece de servicios básicos, comunicaciones, donde la población, como siglos atrás, está sujeta a las fuerzas de la naturaleza sin poder llegar a ejercer un dominio real sobre ella y algunos lugares donde la exclusión es tan grande que la agricultura es básicamente de subsistencia y aún se practica el trueque como forma de intercambio.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, en el 2006, el Departamento de Cusco tenía la mitad de sus distritos en el quinto inferior y algunos de ellos entre los 30 últimos en el país. Asimismo, la mayor parte de sus distritos y provincias, se encuentran entre los de nivel más crítico de pobreza y carencias de todo el país, así como los más altos porcentajes de desnutrición infantil y los más bajos índices de desarrollo humano.
Cusco es la única región del país donde la pobreza, según cifras del INEI, aumenta en vez de disminuir. En el Informe técnico del año 2007 se registró un aumento de la pobreza del 49,9% al 57,4% y posteriormente, en el año 2008 la pobreza extrema registró un incremento del 27.4% al 33.3% estos indicadores no han disminuido en los últimos dos años. Así mismo, los índices de desnutrición y mortalidad infantil en el campo están por encima del promedio nacional.
En conclusión, la situación descrita nos presenta la realidad de una población cuyas condiciones de vida y salud se encuentran, como siglos atrás, prácticamente a merced de las fuerzas de la naturaleza y con escaso o nulo acceso a las soluciones actuales para sus problemas sociales, económicos y de salud. El pensamiento mítico encuentra aquí la base para su supervivencia, como explicación e intento de controlar fenómenos que afectan la vida de las personas y comunidades.
Esta apretada reflexión nos permite también mostrar la falsedad de dos mitos contemporáneos: “crecimiento del PBI equivale a desarrollo y reducción de la pobreza” y “Cusco es una región cuya población se beneficia de los ingentes ingresos del turismo y la minería”.
Félix Morán
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