El pasado 2 de noviembre ocurrió un hecho aparentemente trivial, que estableció un antes y un después en la historia académica de la economía. Ese día, los alumnos del curso Economía 10 de la prestigiosa Universidad de Harvard, a cargo de una eminencia neoliberal, el profesor Gregory Mankiw, se retiraron en masa de su cátedra, para dirigirse a una manifestación del movimiento Ocuppy, en Boston. Si Milton Friedman, desde la Universidad de Chicago, marcó la entrada en escena del neoliberalismo en el mundo, la protesta de los alumnos de Harvard marcó el inicio de su desalojo.
La primera gran crisis del siglo XXI que hoy amenaza al mundo con una profunda recesión no sólo ha develado la economía de “casino” global –el desmadre capitalista– sobre las que se erigían las estructuras reales de la economía; sino el fracaso de las clásicas recetas económicas monetaristas relacionadas a la manipulación de los tipos de interés, las sobre-inyecciones de liquidez y el apalancamiento financiero para amortiguar la caída.
La segunda gran depresión será inevitable para los años venideros según la opinión de muchos macroeconomistas y el fracaso del instrumental empleado por los tecnócratas financieros ha situado a la ciencia económica en una encrucijada decisiva.
Por eso también estamos asistiendo a la crisis de los fundamentos de la teoría económica predominante y el dilema mortal en el que se encuentra. Las premisas del “Mankiw” sobre la economía de libre mercado fueron asimilados por miles de estudiantes al ritmo de la globalización, la hegemonía norteamericana y el final de las ideologías. Así fue surgiendo el llamado fundamentalismo económico; el pensamiento neoliberal hecho teoría, respaldado con supuestos y modelos económicos demostrables matemáticamente pero indemostrables en la realidad, cuyo centro gravitatorio siempre fue el mercado, enajenando a la economía en una “ciencia pura” aislada del hombre y la sociedad como su fin principal.
Junto con Mankiw, contribuyeron en la difusión de los dogmas neoliberales por las aulas universitarias, fuertes exponentes como Jefri Sachs. Paul Samuelson (del MIT) y los “celebres” chicago boys; los economistas latinoamericanos que fueron artífices de las reformas económicas y sociales implementadas por regímenes como Pinochet (Chile) y Videla (Argentina) –entre otros– luego de haber sido adiestrados en la Universidad de Chicago bajo la doctrina de Friedman. (M.G.)
“CARTA DE LOS ESTUDIANTES A GREG MANKIW”
“El día de hoy, hemos decidido salir de su clase, Economía 10, con el propósito de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en la cuál esta tendencia afecta a los estudiantes, a la Universidad y nuestra sociedad en general.
Como estudiantes de la Universidad de Harvard, nos enrolamos al curso de Economía 10 con la esperanza de adquirir una base amplia en la teoría económica que pueda ayudarnos en nuestra búsqueda intelectual y en diversas disciplinas, que van desde la economía, hasta el Gobierno, las Ciencias Ambientales y Políticas Públicas, y más allá .
En cambio, hemos encontrado un curso que adopta una determinada y limitada visión de la economía la cuál creemos que perpetúa los sistemas problemáticos e ineficientes de la desigualdad económica en nuestra sociedad de hoy.
Un estudio académico legítimo de la economía debería incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos a simplificar. A medida que su clase, no incluye las fuentes primarias, y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, nosotros tenemos muy poco acceso a métodos alternativos en la economía. No existe ninguna justificación para presentar a las teorías económicas de Adam Smith como más fundamental o básica. Muchos otros estudiantes simplemente desean una comprensión analítica de la economía como parte de una educación de calidad en las artes liberales.
Además, el curso introductorio Economía 10, hace que se haga difícil una enseñanza eficaz a los cursos posteriores de economía, ya que ofrece un solo punto de vista muy sesgado en lugar de otorgar una base sólida sobre la cual otros cursos puedan expandirse. No deberían esperar que los estudiantes lleguen al punto de evitar esta clase –o incluso toda disciplina económica como un método de expresar su descontento.
Los graduados de Harvard, juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard para equipar a sus estudiantes en una amplia y crítica comprensión de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar al sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello.
Hoy estamos saliendo de su clase para unirnos en una marcha de protesta por todo Boston en contra de la mercantilización de la educación superior, como parte del movimiento Ocuppy a nivel mundial.”
Atentamente,
Los estudiantes de Economía 10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario