Con motivo de conmemorarse de 44
aniversario de la Gesta Heróica del Pueblo de Ayacucho
en Defensa del Derecho a
la Educación Pública Gratuita, el Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho,
convocó a fines de Junio a una romería hacia el cementerio de esta ciudad para
rendir homenaje a los mártires caídos el 21 de junio de 1969. Participaron
numerosas delegaciones de escolares, (entre ellas, alumnos de la escuela
Mariscal Sucre, del colegio Corazón de Jesús, una delegación del colegio 9 de
diciembre, así como otra delegación del colegio Euro Americano), el SUTE de
Huamanga, profesionales diversos, representante de la Federación de Barrios de
Ayacucho, y la comunidad en general.
Poco después, el 15 de julio, se reconoció
los nombres hasta ahora ocultos de dos de estos mártires. Se trata de Marcelino
Ayala Ynga y de Angelino Huamán Palomino (heridos de bala en Huanta y muertos
en Ayacucho). De modo que, a través de algunas gestiones y apoyos, se logró
darle final sepultura a estos mártires que dieron su vida por el derecho a la
educación. (F.G.)
DIEZ AÑOS DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD
Diversos actos se produjeron en el
propósito de recordar 10 años de la entrega del informe de
la Comisión de la
Verdad. El 28 de agosto de 2003, esta comisión hizo un conjunto de
recomendaciones en relación al llamado conflicto interno que el Estado no solo
no atendió, sino que ganó el encono de sectores vinculados a él. “Lo sucedido
en el país en aquellos años modificó profundamente la visión propia del país y
el comportamiento de los habitantes.
Es un fenómeno cultural de gran
complejidad que debe ser visto, analizado, discutido y revisado por los
ciudadanos de Lima y las autoridades para evitar que se vuelva a repetir”,
destacó el gerente de cultura de la Municipalidad de Lima, Pedro Pablo Alayza,
en acto público organizado por esa institución.
Por su parte, el Instituto de Estudios
Peruanos (IEP) en el Museo de la Nación, organizó un seminario internacional
con el nombre de “Políticas de Justicia Transicional” con la participación de numerosos
profesionales de las ciencias sociales e investigadores peruanos y extranjeros,
atentos a este debate todavía inconcluso, en correspondencia al desinterés del
Estado en resolver los hechos todavía pendientes de tal suceso.
La doctora en Historia de la
Universidad de California en Santa Bárbara, Cecilia Méndez (Perú) hizo
una ponencia con el título “¿Cómo nombrarlo?: El periodo de la violencia 1980-2000
como una guerra civil en perspectiva histórica”, que llamó la atención por
su propuesta de denominar “guerra civil” a lo que hasta ahora se denomina “conflicto”.
Al respecto, conversamos brevemente con ella, y en resumen, éstas fueron sus
palabras. “Lo que buscamos es un horizonte histórico comparativo y rescatar la
palabra de los propios actores de los conflictos del pasado. En el Perú hubo
muchas guerras civiles, la de Piérola por
ejemplo. El Estado reconoció la
insurrección como de un grupo beligerante. Yo no defiendo el uso jurídico del
concepto guerra civil para el llamado conflicto interno, no me compete esa
parte, defiendo su uso historiográfico: una guerra civil es una guerra entre
conciudadanos, y todos estamos involucrados.
Estoy en desacuerdo con una de las
partes, pero no me parece bien que exista una ley (la del “negacionismo”) con nombre
y apellido, que la condene, que castigue las ideas, por hablar. La guerra no ha
terminado, primero porque muchos todavía buscan los cuerpos de sus familiares, segundo
porque los sectores del poder quieren perpetuar la guerra: la existencia del “terrorismo”
justifica la represión de los movimientos sociales y la criminalización de la
protesta.
El concepto “guerra civil” propugna la
reconciliación, porque si ésta es una guerra entre conciudadanos, debes
involucrarte. No eres ajeno al conflicto, que sigue desgarrando al mismo cuerpo
social, y que es necesario reparar”.(E.R.)
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