Juan Rivera Saavedra es el hermano
mayor de los hombres de teatro en el Perú.
Generoso como muy pocos, su
persistencia en la actividad cultural y teatral del Perú nos ahorra los
elogios. Conversamos con él.
-Con las carteleras llenas y las
entradas ofrecidas con anticipación pareciera que todo va bien en el ámbito
teatral ¿Cómo ves el panorama?
Me da alegría porque hay movimiento,
pero me apena que no haya actualización. Muchas de las obras fueron hechas hace
años, seguramente “modernizadas”, con nuevos vestuarios, pero con los mismos
mensajes. No hay conocimiento. Por ejemplo, hace un tiempo una obra que antes
vi en Argentina, la vida de un tipo que había decidido vivir su vida, uno que
no quería ser arrollado por el sistema, aquí se presentó como la vida de un
ocioso. Cambiaron el mensaje.
-No te parece entonces un buen momento
del teatro peruano.
No, los grupos grandes, los
institucionales nunca hacen obras peruanas, y no tenemos un ministerio de
cultura que subvencione la producción teatral nacional.
-Pero hay muchos nuevos escritores de
teatro.
Hay escritores de teatro, sí, pero no
dramaturgos.
Una cosa es ser médico y otra ser
doctor, una cosa es ser profesor y otra ser maestro.
-Y ¿porqué habría que hacer teatro
peruano?
Porque desgraciadamente, o
afortunadamente, somos peruanos. El Perú es un país tan rico en tantos
aspectos, con una historia maravillosa, con una heroicidad que no hemos inventado.
Estados Unidos tuvo que inventar a Superman. Toda la historia del mundo está en
la historia del Perú.
Gente maravillosa, hallazgos
maravillosos. Si educáramos a los niños en esa conciencia.
-Y ¿qué impide entonces hacer un mejor
teatro peruano?
Tenemos la pésima costumbre de no
valorarnos. Y a ello se agrega que todos los medios de comunicación no hacen lo
más mínimo para alentar lo nuestro. En la comida no ha sido así, porque a un
loco se le ocurrió luchar por ella, no era ministro de cultura, pero amaba su
país.
-Bueno, en el teatro peruano hemos
tenido varios locos de ese tipo, quizá seas uno de ellos.
No, yo soy un tonto, un idiota.
-Como ves la perspectiva cultural en
un momento en que los jóvenes están perdiendo las ilusiones, pero están
protagonizando un nuevo día.
Me da pena, estamos en la calle al
lado de otros países vecinos. En Francia, casi el 50% del presupuesto es para
gastos culturales, en Brasil es el 17%, en Argentina es el 10%, en el Perú es
0.1%. Necesitamos peruanos en los puestos claves, de aquellos que no están
pensando en su pellejo sino en su país.
-Qué opinas sobre las pensiones de “gracia”
que se vocea para algunos artistas.
Pensión de “gracia”, no, gracias. No
quiero limosna. Pensión de reconocimiento al artista, sí. (A.M.)
EL
AMOR
En la selva amazónica, la primera
mujer y
el primer hombre se miraron con curiosidad.
Era
raro lo que tenían entre las piernas.
—¿Te han cortado?— preguntó el hombre.
—No —dijo ella—. Siempre he sido así.
Él la examinó de cerca. Se rascó la
cabeza.
Allí había una llaga abierta. Y dijo:
—No comas yuca, ni plátanos, ni
ninguna
fruta que se raje al madurar. Yo te
curaré. Échate en
la hamaca y descansa.
Ella obedeció. Con paciencia tragó los
menjunjes de hierbas y se dejó aplicar
las pomadas
y los ungüentos. Tenía que apretar los
dientes para
no reírse, cuando él le decía: —no te
preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya
empezaba a
cansarse de vivir en ayunas y tendida
en una hamaca.
La memoria de las frutas le hacía agua
la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a
través
de la floresta. Daba saltos de euforia
y gritaba:
—¡lo encontré!, ¡lo encontré!
Acababa de ver al mono curando a la
mona
en la copa de un árbol.
—Es así —dijo el hombre, aproximándose
a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un
aroma
espeso, de flores y frutas, invadió el
aire. De los
cuerpos, que yacían juntos, se
desprendían vapores
y fulgores jamás vistos, y era tanta
su hermosura
que se morían de vergüenza los soles y
los dioses.
Eduardo Galeano
Memoria
del Fuego I. Los nacimientos.
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