5 de diciembre de 2010

¿NUEVO MAPA POLÍTICO DEL PERÚ?


En una iniciativa destacable, el Colegio de Sociólogos del Perú, el último 3 de noviembre, organizó un conversatorio con este título –sin los interrogantes- , en la sede del Colegio de Ingenieros. Estuvieron en la mesa Alberto Adrianzén, conocido analista político; Narda Henriquez, destacada intelectual vinculada al feminismo; y el ex congresista Javier Diez Canseco. Numerosa asistencia colmó el auditorio, a pesar de la impuntualidad del encuentro. Inevitablemente, las opiniones vertidas por los invitados son balances parciales de la realidad política actual, por lo cual, pasamos a reseñarlas.


Alberto Adrianzén sostuvo que en la situación actual lo viejo se resiste a morir y lo nuevo se resiste a nacer. Este criterio lo afirma después de constatar estadísticamente el enorme rechazo que han experimentado los partidos políticos tradicionales en las votaciones recientes. El PPC por ejemplo, afirmó, no ha obtenido la alcaldía de ninguna capital de Lima ni provincias a nivel nacional. Otro tanto, experimenta el partido aprista. Y sin em-bargo, han crecido los movimientos regionales, aunque siempre a un nivel local, incapaces de articularse en un movimiento nacional, a pesar del carácter progresista de muchos de ellos. Sus límites siempre están puestos por las negociaciones que deben hacer con el poder central. Por lo que, Adrianzén consideró que el mapa no está definido y continúa la “crisis de representación” que comenzó en los años 80, es decir, la población mayoritaria no encuentra identificación con sus gobernantes, como ocurre en Ecuador, Bolivia, Argentina o Brasil. La presencia de Mercedes Araoz, dijo, cierra el círculo de esta crisis pues pone al APRA en una superconvivencia con el PPC. En cuanto a la izquierda, Adrianzén consideró que no puede haber unidad sin programa, que los curules serán el apetito común.

Narda Henriquez afirmó que del 70 al 90 había una conciencia de cambio, había un liderazgo con bases sociales, y la izquierda podía hablar de una utopía. Ahora, es verdad que la participación de la mujer es una constante, y por primera vez hay una alcaldesa, pero, sostuvo, que muchos acontecimientos sociales no se reflejan en las elecciones. Hay una nueva sociedad que busca nuevos representantes. Henriquez afirmó que vivimos una sociedad de tercios, donde el clientelismo y la corrupción coexisten, debido a que no hay partidos sólidos ni programas definidos. Recordó que hubo una integración social durante la reforma agraria de Velasco, así como durante el conflicto armado. Dijo también que la izquierda tenía que “reciclarse” y definir si quiere cambiar el modelo económico porque no se puede separar lo social y lo político. La tendencia en ascenso, dijo, es la presencia de la mujer en el nuevo escenario peruano.

Finalmente, Javier Diez Canseco dijo que la crisis de representación política que sufre el Perú viene desde los años 60 y que, después de Velasco y Belaunde, se espera siempre un “offsider” (es decir, un líder sin programa, un ocasional). La derecha ha fragmentado a la población, impulsando el clientelismo y el pragmatismo. No hay un proyecto “país” ni siquiera entre los sectores progresistas. Reconoció que hay un crecimiento económico, pero sin desarrollo. El mercado interno está abandonado porque el modelo es extractivista y exportador, no genera empleos pero sí reclamos. No existe una propuesta alternativa, pero sí un vaivén y un miedo a perder el crecimiento. Afirmó también que se ha “desideologizado” el debate, y sustituido por imágenes mediáticas, la corrupción convive con la función pública y las candidaturas dependen de cuánto dinero invierten. La izquierda no mueve idearios porque ya no tiene “calle”, ha sido absorbida por los espacios mediáticos, ha abandonado la “utopía” y ya no propone cambios. Por ello, concluyó, la izquierda no tiene un liderazgo consistente, el panorama es muy incierto, y no se puede predecir porque nadie sabe qué va a pasar.

Ante este pesimismo generalizado, consideramos que sin una valoración social e histórica de la realidad, en el marco de la profunda crisis del sistema capitalista, repercutiendo en nuestra burguesía local, sin una intelectualidad constructiva, sin un programa, y principalmente sin una ideología empeñada en servir al pueblo, hay razones para suponer el éxito del trabajo que tiene por delante una agrupación como MOVADEF, pues es la única que se sigue apostando al clasismo, al marxismo y a la necesidad de la transformación de la sociedad peruana.

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