El jueves 23 de agosto, en
la Casa de la Literatura Peruana se evocó a los poetas más representativos de
esta generación. Para lo cual se invitó a los ponentes David Villena, José Luis
Gamarra y el poeta Paolo de Lima. Ellos estuvieron de acuerdo en que los poetas
Marco Martos, Antonio Cisneros y Rodolfo Hinostroza fueron los más destacados
de aquellos años. Sin embargo, Paolo de Lima en su ponencia “Del canto al
desencanto” se refirió de manera exhaustiva al contexto social en que se
desarrolló la labor de estos poetas. Como es sabido, el último segmento de ese
decenio estuvo signado por levantamientos armados en el interior del país, y en
el año 1968 el general Velasco Alvarado dio un golpe de estado en nombre de una
“revolución militar”.
A fines de los 60, Marcos
Martos fue profesor en la Universidad de Huamanga. Aquellos años el movimiento
social, encarnado principalmente por los estudiantes de los colegios
secundarios, afectados por una ley de Velasco Alvarado que golpeaba la
gratuidad de la enseñanza, se opuso abiertamente en Huamanga y Huanta. Hubo
muchos muertos y heridos. En el poema “Retablo” del poemario “Cabellera de
Berenice” (1990), Martos escribe una memoria de esos años en Ayacucho. El poeta
adhería al marxismo como tantos otros intelectuales que entonces tenían una
posición contra el gobierno militar de Velasco.
En la universidad, Martos
entabla amistad no solamente con Efraín Morote Best, reconocido antropólogo y
rector de esa casa de estudios, sino también con su hijo Osmán
Morote, con quien
habitualmente juega al ajedrez. El movimiento maoísta, que más tarde llamarían “Sendero
Luminoso”, no había empezado sus acciones, pero ya después, alejado de
Ayacucho, Marcos en su poesía expresa su descorazonamiento por los sucesos que
de un lado y otro produce el violento encuentro.
Antonio Cisneros,
brevemente en aquellos años es también profesor en la Universidad de Huamanga y
sus versos están signados por lo cotidiano. Desde los primeros años del 60, es
amigo de otro destacado poeta de esa década Javier Heraud, con quien comparte
un mismo ideario social. Sin embargo, Javier Heraud viaja a Cuba y muere después
en un evento guerrillero en Madre de Dios, y Cisneros pasa a ser uno de los
poetas más reconocidos de izquierda. Es justamente en esos años que Julio Ortega
divulga su obra teatral sobre la muerte de otro guerrillero, Luis de la Puente
Uceda, en Mesa Pelada (Cuzco) en 1965, como Edgardo Tello, otro poeta que
muriera el mismo año en otro foco guerrillero en Ayacucho. La labor poética de
Antonio Cisneros, a través de la ironía, critica al sistema capitalista desde
su condición de migrante en Europa.
El otro poeta destacado en
estos años es Rodolfo Hinostroza que viaja a Cuba en el año 1962 y luego a
Francia donde vive los sucesos de mayo 68. Recorre el mundo, y de retorno al
Perú persiste en su labor poética que comparte con la astrología y la comida.
La política y su firme
influencia en la poesía y el arte no comienzan pues en los 80, como se cree,
sino que es muy anterior, y signa también a esta generación de poetas y
escritores, como a las posteriores. (J.S.)
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