No cabe duda el papel que cumple el
estudio de filosofía entre los artistas, y eso incluye a actores o bailadores, como
dices. En realidad, el estudio de filosofía debería iniciarse tan pronto el ser
humano da sus primeros pasos, pues justamente el hombre es un ser filosófico desde
temprana edad. Ciertamente, uno de los primeros cultos que el hombre tuvo en su
historia es el culto a las fuerzas de la naturaleza, comprendiéndose a sí mismo
entre ellas, ese es básicamente el culto dionisiaco, que entre los griegos era
representado por el Dionisios,- que da lugar al teatro-, y entre nosotros los
peruanos por los dioses representativos de las fuerzas naturales encarnados en animales,
como la serpiente (divinidad muy importante varios siglos en las culturas Chavín
y Mochica), el puma, etc. El macho cabrío es el prototipo de Dionisios. Más tarde
da lugar en la iconografía cristiana, al “diablo”, pues al desarrollarse el
cristianismo impone otra racionalidad, y otros dioses, y defenestra a Baco, el
dios de la vida de los romanos, directo heredero de Dionisios.
Un filósofo destacado, en cierto modo,
padre del moderno existencialismo (“el ser y la nada”, ver Sartre), fue
Nietzsche. Renegado del cristianismo, reclama una racionalidad superior de la
filosofía, pues el cristianismo sembró de pusilánimes el mundo que vivió el
filósofo. Había necesidad de crear al “superhombre”. Este filósofo es también
padre del individualismo, de las superestrellas, dicen que del nazismo, y de la
contradicción dionisiaco-apolineo, donde lo primero es la energía universal y
lo segundo la super racionalidad.
Esta es una polaridad artificial. No
hay que hacer mucho esfuerzo para comprender por qué este filósofo tiene tanto
ascendiente entre algunos artistas. Por ser generalmente seres sensibles, viven
en esa polaridad: listos para lanzarse al cuello de su entorno, o llenos de
indiferencia. A menos que comprendan que la disyuntiva real es: en qué medida
participan de las necesidades culturales de las grandes masas, e integrados a ellas,
con toda su sensibilidad y su conciencia, contribuyen a su elevación.
Todavía en el mundo contemporáneo,
escritores de la talla de Vargas Llosa, enarbolan la teoría de que el acto
creativo es un encuentro con los “demonios” internos que cada cual expulsa en
dicho acto. Debe ser por eso que cada día sus obras, como sus pensamientos,
están más bien afincados en la defensa del sistema, en las formas arcaicas de
las relaciones sociales y en un liberalismo hipócrita. Muchos otros artistas
cultivan sus irracionalidades, a través de diferentes medios, porque
supuestamente rinden culto a sus “diablos”, la “posesión” les permite hacer sus
obras. Y ya sabemos qué resulta de esas “poseciones”.
Como comprenderás, todo esto me parece
pueril vanidad, pensamiento atrasado, sujeto a feudalidad, individualismo disfrazado
de fatalidad, ensarte más que arte, y principalmente, argumento aburguesado que
trata de contraponer la relación intrínseca, necesaria, fundamental, entre el
individuo y la sociedad, entre intelecto y obra, entre deseo y propósito.
¿Cómo se une lo racional con lo
subjetivo? Me preguntas. Pero ¿es que estuvieron separados en algún momento?
¿Alguien vio a la razón pura caminando por la calle? ¿O el sentimiento más
elevado, reconfortado entre los pobres? La idea de la pureza, es en el fondo
una herencia cristiana, pues en la realidad no existe. No existen los elementos
químicamente puros, me decía un señor biólogo.
Si queremos que nuestro teatro sea
grande, y estoy seguro que así lo quieres tú, estudiemos la complejidad de sus
personajes desde todos los ángulos, y resolvamos sus contradicciones
preguntándonos ¿adónde quieren ir? ¿Qué quieren de la vida? ¿Qué posición
ocupan en el seno de su sociedad? ¿De qué manera contribuyen a modificarla? Y
ello, desde dentro, desde las tripas, hacia fuera, porque representamos a seres
humanos, material e históricamente determinados. ¡Un abrazo y muchos éxitos!
(A.M.)
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