La conmemoración del 1º de Mayo, ha
ido adquiriendo, en el proceso de la lucha por el socialismo, un sentido cada
vez más profundo y preciso. Hace ya mucho tiempo que no se reduce a la conmemoración
de los mártires de Chicago. Ese fue su punto de partida. Desde 1888 en que el
Congreso de París instituyó esta conmemoración, el proletariado mundial ha
recorrido una parte considerable del camino que conduce a la realización de sus
ideales de clase. En este tiempo, se han sucedido, en su historia, muchas jornadas
de luto y también muchas jornadas de gloria.
La clase obrera ha entrado en su mayor
edad. La crónica de su ascensión económica y política, registra siempre grandes
acontecimientos, que impiden al proletariado limitar la significación del 1º de
.Mayo a una sola efemérides. La experimentación, la actuación del socialismo ha
empezado desde 1918. Quedan aún por ganar las más difíciles y largas batallas.
Pero, en la lucha, la clase obrera acrecienta incesantemente su capacidad para
crear un nuevo orden: el orden socialista.
El 1º de Mayo, afirma todos los años
la solidaridad internacional de los trabajadores. Es la fecha internacional, universal
por excelencia. En su celebración coinciden las avanzadas del proletariado de
los cinco continentes. En este hecho reside su mayor significación
revolucionaria. Lo sienten bien los nacionalismos reaccionarios cuando, como el
fascismo, en Italia, se empeñan en proscribir esta fecha del sentimiento de la clase
trabajadora. Empeño inútil, porque nada dará un carácter más religioso y
profundo a la conmemoración del 1º de Mayo en el espíritu de cada obrero, que
la persecución y condenación reaccionarias. El fascismo está resucitando en
Italia la edad heroica de las catacumbas. Este día transcurre hoy en Italia,
sin comicios, sin huelga, sin himnos revolucionarios, sin banderas rojas; pero
en mil hogares escondidos se jura, con más fervor y resolución que nunca, la fe
en el socialismo.
Hay que desterrar del 1º de mayo, todo
lo que en mucho ha tenido, y tiene todavía, el rito mecánico de simple
efemérides. La lucha por el socialismo no se nutre de evocaciones dolientes o
coléricas ni de esperanzas exaltadas. Es, antes que nada, acción concreta,
realidad presente. Trabajan por el advenimiento de una sociedad nueva los que
todo el año disciplinada, obstinadamente, combaten por el socialismo; no los
que en ésta u otra fecha sienten un momentáneo impulso de motín o asonada.
Para nuestra Vanguardia obrera, cada
1º de mayo representaría muy poco si no señalara una etapa en su propia lucha
por el socialismo. Año tras año, esta fecha plantea cuestiones concretas,
actuales. ¿Cuáles han sido los resultados y la experiencia de la acción
desarrollada? ¿Cuáles son las tareas del porvenir? El problema que hoy se
presenta, en primer plano, es sin duda, un problema de organización. La
vanguardia obrera tiene el deber de impulsar y dirigir la organización del
proletariado peruano, misión que reclama un sentido de responsabilidad, al cual
no es posible elevarse sino en la medida en que se rompa con el individualismo
anarcoide, con el utopismo explosivo e intermitente de los que antes, guiando a
veces las masas, se imaginaban que se les conduce hacia un orden nuevo con la
sola virtud de la negación y la protesta. Reivindiquemos íntegra,
absolutamente, el derecho de asociación de los trabajadores, su libertad de
organización legal, en las ciudades, las minas y las haciendas. Y asumamos la
tarea de que la reclamación de este derecho, sea la afirmación de una
capacidad. He aquí la obra por cumplir; he aquí la misión por absolver. Que el
1º de mayo sirva esta vez para que, comprendiéndolo, afirmemos, sin inútil declamación,
la voluntad y la aptitud de realizarlas.
José Carlos Mariátegui. Ideología y
Política. Publicado en “Labor”, Nº 8, pág. 2, Lima, 1º de mayo de 192
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