Turbulencia general en el Perú y el
mundo. La crisis final del capitalismo avanza a pasos agigantados, los pueblos
principalmente en Europa viven esa gran tensión y se empecinan en sus demandas.
Nunca como ahora la sensación de desconcierto y carencia de perspectivas, y es
una situación que no pueden resolver los estados por si solos, y entonces hay
que acudir al sistema, pero este no da más. El imperialismo norteamericano, acogotado
en su propio desbalance, hace alarde de seguir siendo el garante de la paz
mundial. Pero todos sabemos que no sería primera vez que la burguesía
financiera mundial aliente una solución sangrienta a sus problemas, enfrentando
a los pueblos, provocando disturbios. El desequilibrio comercial no puede estar
peor: mucha producción para tan poco mercado.
Los recientes sucesos de Boston, y
todos aquellos que a diario perturban la vida cotidiana en EEUU, el malestar
social, son indudables síntomas de una agonía: hay efectivamente una implosión
que acompaña la caída de los imperios, lo que no resta importancia a las
organizaciones que tienen por tarea la lucha por un nuevo orden y una nueva
conciencia.
Como en toda crisis, también en el
Perú pareciera que las cosas empiezan a ponerse en su lugar, y que las
definiciones pueden no ser solo de palabras, sino de acciones. Hasta ahora
parecía que la “marca Perú” lo garantizaba todo. Pero en los últimos días,
según información de Adex, las exportaciones se redujeron al 20% y tiende a
generalizarse como efecto de la situación mundial. Se vuelve gelatinoso el
piso, cuanto peor si la libre determinación de un pueblo como Venezuela ahora
quiere ser competencia del lado más reaccionario de la burguesía peruana.
Caen las mascaras, y se agudizan sus
contradicciones: el lastre afincado en viejas formas de la feudalidad y el
rufianazgo no los deja persistir en sus planes de acumulación.
Mientras tanto, el pueblo asiste al
espectáculo, absolutamente consciente que ese pleito es entre ruines. ¿Qué lección
sacamos de la revocatoria? La gran burguesía quiere manejarnos como títeres,
nos lleva de la nariz hasta sus tinteros para que escojamos nuestros propios
verdugos.
Pero día a día nuestro pueblo se
afirma en sus luchas, ellas le darán la pista para distinguir la lucha
reivindicativa y la que conduce a una cabal transformación. La ideología no es
un candado, por el contrario, alienta el movimiento, y nos enseñaron a hacer
balances. Y hemos de hacerlos, no es posible ir muy lejos sin ellos. Mientras tanto,
seguiremos siendo voceros de nuestras conciencias, y del rumor que se convierte
en grito: la ley de la contradicción social se cumple en todos los espacios del
Perú y del mundo.
Saludamos al proletariado peruano cuya
impronta de clase seguirá abriendo la trocha del porvenir.
CULTURALES 1º DE MAYO
PUBLICACIÓN DEL COLECTIVO
DE ARTE Y CULTURA “CESAR VALLEJO”
Plaza Bolognesi 540-A Lima / Telf.
9980 45139
culturalesldemayo@gmail.com
http://culturalesldemayo.blogspot.com/
Director:
Alberto Mego Márquez
Comité Editorial:
Alberto Mego, Claudia Sarmiento,
José Manuel Gutiérrez
Colaboradores:
Jorge Sandoval, Mercedes García,
Emilia Rázuri,
Enrique Arrunátegui
Edición de Fotografía:
EL COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA
“CÉSAR VALLEJO” NO NECESARIAMENTE
SUSCRIBE LAS OPINIONES EXPRESADAS
EN EL CONTENIDO
DE LAS COLABORACIONES.
Hecho el Depósito Legal en la
Biblioteca Nacional del Perú
Nº 2010-06836
La reproducción de los
artículos de la presente edición
es
permitida siempre que se cite la fuente.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ
TÍTULO I. DE LA PERSONA Y LA
SOCIEDAD
CAPÍTULO I. DERECHOS
FUNDAMENTALES DE LA PERSONA
Articulo 2. 4. A
las libertades de información, opinión, expresión
y difusión del
pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la
imagen, por
cualquier medio de comunicación social, sin previa
autorización ni
censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades
de ley.
8. A la libertad de
creación intelectual, artística, técnica y científica,
así como a la
propiedad sobre dichas creaciones y a su producto.
El Estado propicia
el acceso a la cultura y fomenta su
desarrollo y
difusión.
18. A mantener
reserva sobre sus convicciones políticas, filosóficas,
religiosas o de
cualquiera otra índole, así como a guardar el
secreto profesional.
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