Ocho días de muerte y
destrucción contra el pueblo palestino son los puntos suspensivos de la
soterrada guerra de Israel que puede retornar en cualquier momento. El drama de
este pueblo comenzó cuando por arbitraria resolución de la ONU fue creado el
Estado hebreo en 1948. Se habían barajado dos posibles lugares: Palestina o Argentina.
La baraja jugó en contra de Palestina por considerarse “la inolvidable patria
histórica” de los judíos.
En los años sucesivos
Israel se apoderó del 91 por ciento del territorio asignado a los palestinos
convirtiéndose, la Franja de Gaza y parte de Cisjordania en los enclaves
palestinos bajo su dominio después de invadirlos en 1967.
Recién en 2005 los
militares israelíes salieron de estos territorios manteniendo sin embargo un
absoluto control sobre el espacio aéreo, marítimo y terrestre de Gaza y también
sobre sus telecomunicaciones, recursos naturales y los sistemas de
abastecimiento de agua y electricidad. 1,6 millones de habitantes, la mayoría
de los cuales son refugiados, viven en una superficie de 360 kilómetros cuadrados.
El índice de desocupación es superior al 40 por ciento y el 30 por ciento del
PIB proviene del trabajo en Israel. En 1948 Albert Einstein y 28 destacados hombres
judíos mandaron una carta al New York Times advirtiendo a la humanidad que “entre
los fenómenos inquietantes de nuestra época tenemos, en el Estado de nueva creación,
Israel, la aparición del Partido de la Libertad, un partido político con un
enorme parecido, en cuanto a su organización, métodos, filosofía política y
planteamientos sociales, a los partidos nazi y fascista”. Los 64 años siguientes
confirmaron aquella advertencia de Einstein y sus seguidores: Benjamín Netanyahu,
actualmente el primer ministro de Israel viene siguiendo la política persistente
de genocidio contra el pueblo palestino.
Un prominente intelectual
israelí Dr. Avner Fainquelernt declaró al periódico Yedioth Ahronoth que “ya se
convirtió en tradición de nuestro democrático e iluminado país asesinar a
cualquier hombre fuerte palestino capaz de enrumbar a su pueblo y a la sociedad
israelí hacia un acuerdo de coexistencia pacífica en esta dividida y despedazada
región”. La reciente muerte por un misil de alta precisión del líder militar de
Hamas Ahmed Jaabari, quien estaba negociando el fin del bloqueo en la Franja de
Gaza y la firma de paz con Israel, muestra hacia donde está orientada la actual
política del gobierno de Israel. En respuesta al asesinato de
Jaabari, los militantes de Hamas lanzaron cohetes hacia Israel y comenzó lo que
los dirigentes actuales de Likud llaman “el periódico recorte de césped” – el
diluvio de misiles lanzados cada diez minutos por las tropas israelíes de aire,
mar y tierra sobre la sufrida Franja de Gaza y sus habitantes. Después de ocho días
de terror murieron 162 palestinos, la mayoría niños, mujeres y ancianos, y
1,300 heridos. En Israel también lamentan la muerte de cinco de sus ciudadanos
inocentes y de un soldado y de unos 80 heridos.
Quieren sacar a los
palestinos de la Franja de Gaza como sea, sin darse cuenta que la violencia que
aplican contra los palestinos está fortaleciendo a Hamas y a los grupos
yihadistas en la región como sucedió después de la Operación “Plomo Fundido”
que tuvo lugar en 2008 – 2009 durante la cual 1.400 palestinos perdieron la
vida. La persistencia de Israel en la Franja de Gaza no se explica simplemente
por razones geopolíticas sino más bien políticas y económicas. Resulta que
frente a las costas de Gaza hay dos bolsas de gas natural submarino estimados
en 4.000 millones de dólares que el Estado de Israel, y su principal aliado el
imperialismo norteamericano, no quiere compartir con los palestinos. (Emilia
Rázuri)
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