LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, SEGÚN NOAM
CHOMSKY
Uno
de los intelectuales más rebeldes del stablishment norteamericano es el
lingüista Noam Chomsky quien considera que los medios de comunicación cumplen
especial papel en la manipulación de las conciencias, es decir, la creación de
opinión pública según conveniencias de los gobiernos o sectores del poder
mundial y nacional. Gracias a lo “mediático”, como se les llama hoy, éstos
pueden hacer propaganda adversa a los movimientos sociales, justificar lo
injusto, o alentar el mercantilismo más descabellado, creando una “realidad”
para atenazar el pensamiento de la colectividad. ¿Cómo logran esto? Chomsky
afirma que en constantes campañas denigrantes, se incentiva la estupidez, se
promueve el sentimiento de culpa, se fomenta la dispersión, se inventan y se
resuelven problemas artificiales para evadir los problemas reales. Estas son
las diez fórmulas, según él, con que el poder garantiza la manipulación de conciencias:
- La dispersión o
distracción. Consiste en desviar la atención del público de los problemas
sociales y de las decisiones de las élites políticas y económicas, mediante la
técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones
insignificantes.
- Inventar un
problema y una solución. También es llamado “problema-reacción-solución”.
Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el
público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer
aceptar.
- La gradualidad. Una
medida inaceptable se aplica gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. De esa manera condiciones socioeconómicas radicalmente adversas
para el pueblo (como el neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas
de 1980 y 1990: privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa,
salarios miserables, cambios que hubieran provocado una insurrección si
hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
- La estrategia de
diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de
presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en
el momento, para una aplicación futura.
- Dirigirse al
público como si todos fuéramos niños. La publicidad utiliza discursos,
argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, como si los
espectadores fuésemos criaturas de poca edad o deficientes mentales. Cuanto
más se pretenda engañar al espectador, más se adopta un tono infantil.
- Emoción versus
reflexión. Técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis
racional y el sentido crítico. La utilización del registro emocional abre
acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores,
compulsiones o inducir comportamientos.
- Mantener al
público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que sea incapaz de comprender
las relaciones de causa y efecto de la realidad, las técnicas y métodos
utilizados para su control y esclavitud.
- Estimular al
público a ser complaciente con la mediocridad. Promover en el público la
idea de que es moda aceptada el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
- Reforzar la
autoculpabilidad, disgregando su conciencia social. Hacer creer al
individuo que es solamente él el culpable de sus propios problemas, por causa
de la insuficiencia de su inteligencia, de sus incapacidades o de su poco
esfuerzo. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo
se autoinvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos
efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay movimiento social.
- Dominio de las
tecnologías. En los últimos 50 años, hay una mayor brecha entre los
conocimientos del público y los poseídos y utilizados por las élites
dominantes. Con la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el
sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a
sí mismo, a esto se agregan las llamadas “redes sociales” (youtuve, facebook,
twiter). En la actualidad el sistema ejerce un control mayor y un gran poder
sobre los individuos, mayor que el que los individuos tienen y ejercen sobre sí
mismos.
Quizá hay muchos otros recursos, pero indudablemente, los
medios de comunicación obedecen a un patrón político, a un engranaje de
conceptos, a una clase social que se beneficia de la manipulación, de la
ignorancia y de la situación laboral que derivan de esta situación. La cabal
conciencia de cómo revertir esta situación exige, principalmente a los
jóvenes, una mejor valoración del estudio de la historia, el análisis
dialéctico de la realidad y de manera especial un sentido de rebeldía frente a
los que quieren convertirnos en idiotas con DNI. (J.S.)
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