Norka Monzoni ha cumplido
recientemente 25 años cantando música andina, aunque tiene muchos más
interpretando música en general. Ha sido invitada a diversos escenarios
internacionales en Europa, EEUU y Latinoamérica, siempre en relación a
organismos de derechos humanos. Sin embargo, no es éste su logro más
importante, sino aquel que le demandan estudiantes, trabajadores y
organizaciones populares, en los patios, en las aulas, allí donde pueda
expresar su infatigable canto y su inmensa sencillez.
¿Qué opinas sobre el movimiento
cultural en el actual momento?
Estamos en un letargo, parece que las
instituciones están llenándose de miedo. A veces, no es así con los jóvenes,
pero se extraña la actividad que teníamos antes de la dictadura de Fujimori.
Ahora hay inquietudes que se encienden y se apagan, porque no hay dirección,
antes teníamos un fervor de lucha y justicia, ahora vemos los sucesos y los
dejamos pasar, somos indiferentes. Se han acallado las voces de los maestros, y
también a los alumnos. No nos damos cuenta, pero hay una mordaza asolapada que
llena de miedo a los que quieren realizar algo. Como una autocensura.
¿Crees que esto se compagina con la
persecución política que denuncian algunos?
Sí, hay temor. Pero no vamos a dejar
de cantar las canciones que, según ellos, despiertan a la gente.
¿Quiénes son ellos?
La parte más oscura de nuestra
sociedad, la que no tiene principios, la más injusta, la que ha asesinado impunemente,
la que nos maltrata psicológica, cultural y políticamente.
¿Qué hacer?
Deberíamos unirnos, pero estamos
viendo que cada uno cuida su pellejo y lleva agua para su molino. Esos que
dicen que le cantan al pueblo y hacen recitales con precios que impiden que ese
pueblo conozca el mensaje de las canciones que hablan de la realidad. Es verdad
que hay en nosotros mucho de individualismo, ese afán de figurar, mira cómo están
los gremios, estamos permitiendo que se imponga el temor. Pero ya es tiempo de
unirnos. (M.G.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario